jueves, 11 de marzo de 2010

La playa


"Se despertó de repente. Otra vez el puñetero despertador había interrumpido su sueño, ese sueño que insistía todas las noches: estaba en una playa paradisiaca con un mar tranquilo y tibio que acariciaba suavemente sus piernas mientras sus dedos se fundían entre la arena mojada. La brisa despeinaba su pelo, mientras su rostro se impregnaba de la sal del mar. Era la definición perfecta de paz. Hasta que una voz emergía del mar rompiendo esa tranquilidad. Era un chico que chillaba su nombre y haciéndole señas para que le acompañara en su baño. Era muy guapo, tenía un cuerpo atlético con una piel tostada que brillaba bajo el intenso sol dándole una especie de halo divino. Sus ojos azules fueron los que decidieron por ella que su lugar estaba cerca de ese bombón de pelo negro y no en la orilla como una tonta. Y cuando se acercaba a ese Dios, justo cuando iba a tocarle, siempre sonaba ese diabólico timbre que la devolvía a la cruda realidad."

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